Teledebate-Mario Rivadulla
El tiro rápido del 5/26/06/
La vieja y pertinazmente desatendida propuesta de enfrentar el futuro nacional sobre la base de un proyecto de naciòn de previa discusiòn y comùn aceptación por las distintas fuerzas políticas y sectores sociales del paìs, ha sido retomada ahora por el Cardenal Nicolàs de Jesús Lòpez Rodríguez bajo la variante de un plan legislativo.
De acuerdo al alto dignatario de la Iglesia Católica, los legisladores que ocuparàn sus curules a partir del próximo 16 de Agosto, tanto los nuevos como los reelectos, debieran tratar de discutir y consensuar un plan de desarrollo nacional al que sirvan de marco legal coherente las futuras leyes que vote el Congreso. Màs claro: que el trabajo legislativo responda a un lineamiento ordenado y orientado en la misma dirección.
El pais, lo hemos dicho muchas veces, confronta una serie de problemas que son de interés comùn. Nos afectan a todos por igual. Y a todos por igual tiene que interesarnos que puedan ser resueltos. De años venimos arrastrando muchas situaciones que no han podido ser superadas o cuya soluciòn se ha dilatado debido a subalternos intereses partidarios o grupales.
No son pocos los proyectos de alta conveniencia nacional que acumula el Congreso. Unas veces sometidos a interminables discusiones, otros paralizadas para servir a determinados sectores, y otros màs que sencillamente han sido echados a un lado y duermen un prolongado sueño sin que nadie se preocupe y ocupe de despertarlos de su letargo.
La agenda legislativa que reclama el paìs ahora mismo es abultada, de suma importancia y de gran apremio. Algunos de esos proyectos requieren ser declarados de urgencia. Tales, por citar unos pocos, las leyes complementarias que requiere la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio en particular la que regularà las compras del Estado, la que sancionarà los actos de corrupciòn en el seno de la Administración`Pùblica, aprobada ya en primera lectura por el Senado, la destinada a crear incentivos para impulsar la inversiòn en el desarrollo de fuentes alternativas y renovables de energía eléctrica y la misma ley de partidos.
Mención aparte y tratamiento especial merece la propuesta, que al parecer cuenta con muchos adeptos encabezados por el propio Presidente de la Repùblica, de modificar la Constitución. Un serio empeño que no puede ni deber atropellarse como en tantas ocasiones anteriores en que se ha convertido en una festinada receta de falsas soluciones para situaciones coyunturales, cuando no en un traje cortado a la medida de determinados propósitos las màs de las veces contrarios al interés nacional.
El planteamiento del Cardenal Lòpez Rodríguez no solo es necesario en sus fines sino oportuno en el tiempo. Como hemos señalado en otras oportunidades, el paìs, guste o no, con nuestra anuencia o sin ella, no tiene otra opciòn, ya acordada y solemnemente ratificada y firmada por demàs, que insertarse en la corriente globalizante. Esto requerirà de profundos cambios en nuestro ordenamiento jurídico y esquema econòmico, pero sobre todo en nuestra mentalidad en todas las instancias polìticas y niveles sociales si no queremos seguir rezagados, hundidos cada vez màs en el atraso y la pobreza.
Y los congresistas enviarìan una excelente y esperanzadora señal si se deciden a dar un vigoroso primer paso en este sentido, dejando atràs los resabios postelectorales para trabajar de conjunto en la dirección que requieren los retos que nos plantean los nuevos tiempos por el progreso y el bienestar de la naciòn.